martes, 18 de enero de 2011

Ladrón de Pesadillas

Había una araña, nunca había visto a una araña tejer su red, pero allí estaba. Sabía que la miraba pero no le importaba, seguro hasta le agradaba, debía ser una de esas arañas desesperadas de atención, véanme soy una araña y lo único que puedo hacer es esta estúpida red, me vale madres tu exactitud geométrica, es una estúpida red que podría destruir si quisiera, lo podría hacer en este instante, pero por ahora es mi turno de subir, pero cuando baje lo veras, a tu red de ingeniería precisa le bastara un simple rasguño para quedar destruida.

-Tienes que subir ya, que la hora de visita ya casi termina y hay más gente que quiere verlo también.
-Ya sé, no me tardo.

Me dan un cartoncillo rosa y arrugado, es un pase para subir, solo nos dieron uno, por eso subimos de uno en uno, así de uno en uno nos despedimos. Se lo muestro al obeso guardia y me abre la puerta, ni si quiera me mira, no muestra ningún interés, y al que le va a importar quien soy o porque estoy aqui, si solo cuida la puerta y lee su mediocre librito de aventuras policiacas, que broma tan pesada, seguro se imagina siendo aquel apuesto detective que se coje a sus clientas cuando descubre al culpable. Pobre diablo si solo cuida la puerta.

Tengo que subir las escaleras, pero son muchas, como pueden ser tantas si solo voy al segundo piso, con cada paso que doy los escalones se vuelven más altos, pronto tengo que usar las manos para poder subir. Me impulso con las manos y luego subo mi rodilla para dar el último empujón a mi cuerpo y justo cuando estoy arriba un bebe esta recargado en la pared a mi derecha. El también me mira y comienza a llorar, no es mi culpa, tengo que subir rápido porque deje algo pendiente abajo. En el siguiente escalón hay más, hay uno muy cerca de donde subí y lo puedo ver bien, está desnudo, no solo de ropa sino de piel, como descamándose, me mira fijo primero y luego comienza a llorar. Nunca les he caído bien a los bebes, con cada escalón que subo me encuentro con mas de ellos, todos se parecen, todos lloran. Pronto tengo que apartarlos con los zapatos para no pisarlos y para este escalón necesito un espacio amplio porque está muy alto y tengo que brincar para alcanzar el borde, con toda mi fuerza logro subir, arriba arrodillado descanso, las gotas que escurren de mi frente forman un charquito en ese que ya no podía ser llamado escalon escalon.

-Hola

Alzo la vista y una bebe esta allí mirándome.

-Hola

Los bebes no hablan, los bebes lloran pero no hablan.

-¿Soy bonita?

A ella no se le cae la piel, pero sus ojos son de diferente color, el derecho es gris y el izquierdo es verde, la pupila de este no es redonda si no con forma de estrella.

-Eres muy bonita

El cuarto está allí frente a mí, es una puerta blanca de madera y tiene pintado el número 204. Solo voy a despedirme, no me tomara más que unos minutos, así podre terminar con esto.

-¿Me das un beso?

No puedo, necesito terminar esto, quiero que esto termine, no me gusta este lugar, no me gusta estar aquí.

-sí, ahorita.

Camino hacia la puerta, pero siento esos extraños ojos viéndome, y luego me impiden moverme, está enojada, le mentí y eso la hizo enojar, yo tenso los músculos pero es inútil, me atrapo, ya no podre despedirme, ni ir a ningún lugar…

Me despierto sudando y con los brazos cansados, son las 5 de la mañana, me quedan otras 3 horas antes de marcharme al hospital.

1 comentario:

Anónimo dijo...

todo iba bien hasta el "solo es un pobre diablo q cuida la puerta"
lo demas es humo xD
Att: el pobre diablo de felpudito